jueves, 28 de enero de 2010
EL SUEÑO DE LAS ROCAS
resbalan las horas
ahogadas de silencio
La casa se desborda de tanta sombra húmeda
de tantos instantes como esquirlas que se clavan
en las manos
Hay un silencio que gotea en el patio
y carcome los cerrojos
Hay un eco anegado debajo de los párpados
COMUNIÓN
escondiéndome las uñas debajo de las piedras
y cuando mi garganta se convirtió en arena
hice un voto de silencio
El camino empezó su larga confesión
y entre los dos tejimos una manta para la luna
conocí sus dientes blanquísimos de criptograma
y una que otra vez tomó caramelos de mi mochila
A veces me enredaba en su larguísima barba de cabuya
pero iba presto a mi rescate
porque no aguantaba las ganas de decirme
que había encontrado otro escondite
detrás de la montaña
LOS ÁRBOLES ALARGAN LLUVIA POR TU AUSENCIA
los pájaros
en los guayabos
y se abría el horizonte en dos
por tu silueta.
Se escuchaban caminitos en las huellas,
y ese olor de caramelo
en tu boca se alargaba.
Cuenta la Seño que te fuiste
cansado de esperar
todas las tardes
a que las amapolas
abrieran sus capullos.
No sabías que hay cadáveres que trinan,
frutos amargos que se caen y renacen,
amapolas
que marchitan sus pétalos
adentro.
VIGÍA DEL FUERTE
es una luciérnaga de agua
que encalló en un manglar
con dedos enredados
El mástil de sus barcos
se enhebra en el ombligo
de las noches
lácteas de estrellas
Y en la esquina fluvial
hay un cementerio de pupilas
que en un bambuco escriben
bocanadas de cantos
de azabache
Vigía del fuerte
tiene como centinelas
a la tunda, el duende
y los ribieles
Y acuna los sueños
con el monólogo
de sus vacas insomnes
Vigía es el ojo enlagunado
donde anclé mi espera
y ahora es un ardor
en el centro de mi boca
VIACRUCIS DE LAS AGUAS
I
En las tardes donde el cuello se reduce a un nudo ciego y el pecho es solo un fardo de fibras encarnadas Tita se entrega a un sueño de tortuga hasta la noche. Su cráneo se convierte en un entramado de corrientes que trazan mapas indescifrables. Tita se despierta y con ella su memoria insomne que empieza la ardua tarea de remendar las cicatrices del día hasta cuando amanece. Su cuerpo se vuelve una mariposa de tinta atrapada entre las sábanas.
II
Sabes que somos polvo de la polvorosa densa de unos pies que corren para abandonar su rastro. Guárdate tus guijarros debajo de la lengua. Escucha la música del pájaro que huye del desierto, la música del pez que ha muerto en la ribera. Escucha cómo debajo de las hojas se celebra el frescor de los crepúsculos. Vives bogando en los raiceros húmedos que arrojan balsos al abismo como peces. Tita, boga. No enredes tu sonrisa en las raíces.
III
Tita se entretiene jugando con frutos carnosos de un extraño sabor a azúcar que se escapa. Hoy el viento no está en contra y el agua salpica refrescando los carbones en los poros. Tita soporta tan solo un pesado manto de agua dulce y los nidos arenosos del comején de agua junto a su cama. Va bogando con su canalete obedeciendo la señal de las corrientes. Tita esconde sus ojos debajo de las sábanas, no espera divisar ningún bosque de limo donde pueda echar raíces. Aún no sabe que los ojos crecen en la tierra y a pesar de todo como siempre.